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viernes, 21 de octubre de 2016

Monedas y alimentos viajeros

Durante estos días  hemos conocido la procedencia de varios alimentos que ser cultivan en nuestro país: en grandes extensiones, en los huertos de las casas... Desde antes de los tiempos de nuestros abuelos y bisabuelos; de los tatarabuelos e incluso mucho antes, ya formaban parte de la dieta habitual de los habitantes de la Península Ibérica. 
Fueron traídos de otros lugares hace siglos, se sembraron con éxito, su sabor gustó y se quedaron para formar parte de nuestras recetas y ser habituales en nuestras mesas. 
Hoy los alimentos viajan de una punta a otra del mundo en cuestión de horas. Tanto frescos como elaborados. 
Por ejemplo, es posible comprar un producto alimenticio en una tienda o mercado de un país de América -con pago al contado en la moneda propia del país- y probar su sabor en Mieres unas cuantas horas después. Algunos ingredientes pueden ser conocidos, otros no; pero el gusto, el sabor... son un poco diferentes. O un mucho. 
Iyán sabe algo en relación a este tema. Y lo cuenta:

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