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martes, 15 de noviembre de 2016

Leyendas

Con la ayuda de nuestras familias, hemos hecho una recopilación de leyendas:

  • Leyendas del mundo
Excalibur, la espada del rey Arturo


Cuando Gran Bretaña se quedó sin rey y sin heredero al trono, en el cementerio del reino, por obra de un milagro, apareció una espada incrustada en una roca. La espada tenía una inscripción: "Quien logre desencajarme de esta piedra, será rey de Gran Bretaña" 
Todos los habitantes del reino lo intentaron; pero solo un hombre bueno de corazón sería digno de ella.
Y fue un hombre bueno llamado Arturo el que lo consiguió. Y desde entonces el hombre bueno de corazón fue el rey Arturo.
Recogida por: Irene M. G.
Contada por:  Begoña Glez. Canal. 31 años.



  • Leyendas de España 

El Cid Campeador y la Virgen de la Almudena

Una mañana cuando Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, había salido de Toledo en dirección a Madrid, en compañía de algunos caballeros, se encontró por el camino con un leproso que se había caído en una zanja y pedía ayuda.

Cuando el Cid sacó al leproso de la zanja, observó que éste se convertía en una figura femenina, que resultó ser la Virgen de la Almudena.
Esta singular aparición comunicó a Rodrigo Díaz de Vivar que tomaría Madrid y que incluso ganaría batallas después de muerto. La Virgen de la Almudena le indicó, asimismo, por dónde debía entrar en Madrid antes de desaparecer milagrosamente.
El Cid, al regresar junto a los caballeros, comprobó cómo éstos se desperezaban de un sueño en el que misteriosamente habían caído, ajenos a la aparición de Nuestra Señora de la Almudena.
Esa misma noche, de vuelta en Toledo, Rodrigo Díaz de Vivar, salió otra vez camino de Madrid acompañado de sus caballeros. Se apostaron en el lugar indicado por la milagrosa aparición de la mañana.
De pronto, observaron con asombro cómo uno de los muros se derrumbaba inexplicablemente. El Cid Campeador y sus mesnadas castellanas entraron en la ciudad tomándola por sorpresa.
En ese muro roto apareció, igual de milagrosamente, la imagen de la Virgen de la Almudena, que había sido escondida a principios del siglo VII por un vecino de Madrid, temeroso de la llegada de las tropas árabes.
Recogida por Paula F. G.


  • Leyendas de Asturias

Leyenda del Picu les Tetes y el río Aller

Hubo una vez una gigante de largos cabellos rubios que se enamoró de un príncipe de 1'80 metros.

A la familia del príncipe no le hizo gracia, así que la invitaron a comer y le envenenaron la comida.
La gigante cayó rendida entre dos montañas, dejando su cabello rubio sobre una especie de río sin agua. El cuerpo de la gigante fue desapareciendo y convirtiéndose en tierra, acumulándose sobre sus pechos formando dos montañas. En cambio, su cabello se transformó en un bello río al que llamaron Aller (porque... ¡si no os lo he dicho!: la gigante era una princesa llamada Aller)
Recogida por Marina C. R.
Contada por: Mª del Carmen Cernadas Saavedra

  • Leyendas urbanas

Los niños en la pared

En mi pueblo, Murias, hay una calle con un portal, el
cuarto, que dice estar encantado. Hay una puerta pequeña, vieja, estropeada, con dos pegatinas: "La princesa no quiere ser molestada", dice una; y la otra "Lamad antes de entrar". La tinta está corrida, las etiquetas sucias, con polvo... Una despegada.

Bueno, esta historia se remonta al 12 de mayo de 1966, o sea, hace 50 años. En el bajo de mi portal vivía una familia extensa y humilde, formada por los padres y sus cuatro hijos: tres hombres y una hija de la edad de los más jóvenes de esta clase.
A la hija la querían igual que a sus tres hijos. 
Un día su bisabuela murió. Los padres no se dijeron a los niños. Como el sitio era muy tranquilo, los dejaron fuera, solos, jugando.
Gran error. En un descuido, un hombre se los llevó. 
No se sabe quién, cuándo, cómo o por qué.
Los llevó a ese cuarto y a la niña la llamaba "mi princesa" y a sus hermanos les despreciaba -algo nuevo en la familia, ya que sus padres no tenían preferid@-.
La niña logró escapar y les contó a sus padres lo sucedido. 
Pero el hombre estaba convencido de que ella era la buena, la que necesitaba para ser feliz. Como el cuarto estaba comprado pero sin terminar, mató a dos de los hermanos, los más flacos.
Ella, como era de nuestra edad y tampoco recibía mucha educación por la situación económica de sus padres, no pudo suponer dónde podrían estar ni se dio cuenta de que una pared estaba terminada semanas después.
Hizo lo mismo con su otro hermano.
Ella fue la última, tras negarse a vivir con él. La mató y la metió en las paredes con sus hermanos. Pero cuando los policías excavaron en la pared para encontrarlos, solo encontraron a sus hermanos. A ella no.
Cada es que alguien alquilaba ese piso, se volvía loco y los niños y niñas que nacieron eran asesinos, ladrones... algo malo, de mayores.

Recogida por Lucía A. A.
Contada por: Sus padres y sus vecinos Julia, Iván y Ani.



La Llorona

Es un personaje que pasea por caminos cerca del mar, de los lagos, de los ríos, etc. Sus fuertes gritos asustan hasta a los más valientes y paralizan a los miedicas. Debes huir antes de oír el tercer grito o, si no, La Llorona ganará. 
Recogida por Deva A. A.
Contada por Carlos Torres Morán. 43 años.


Cocodrilos en Nueva York

La leyenda de que bajo las calles de Nueva York existen cocodrilos empezó porque muchos padres compraban los cocodrilos como mascotas para sus hijos. Cuando crecían y comían más de la cuenta, solían tirarlos por el retrete. Acababan en las alcantarillas de la ciudad, donde los cocodrilos se alimentaban de los desperdicios que encontraban en las cloacas. 
Recogida por Lucía R. H.
Contada por Marta María Huelga Alonso. 51 años





Recopilando leyendas, obtuvimos el regalo de un cuento. Se titula:


Pedro y el lobo

En un pueblo vivía Pedro, un hombre que criaba ovejas.
Como nadie le hacía caso, había días que corría en dirección al pueblo gritando:
- ¡Que viene el lobo, que viene el lobo!
Cuando la gente lo escuchaba, rápidamente se escondían todos en sus casas. Cuando Pedro veía que la gente se escondía, se empezaba a reír a carcajadas.
Un día venía gritando lo mismo; y, como las personas ya no se escondían, les preguntó:
- ¿Por qué no huís?
- Porque sabemos que es una de tus bromitas.
-¡Pero esta vez es verdad!
- ¡Mentira, solo quieres que nos escondamos para luego reírte de nosotros!
Pedro se marchó con su ganado; pero no se dio cuenta y un lobo se comió a una oveja.
Él pensó: "No tenía que haber engañado a la gente del pueblo, porque ahora he perdido una oveja".
Se disculpó con todas las personas del pueblo y con la lana de la oveja se hizo unos zapatos muy bonitos.

Recogido por Lucía R. H.
Contado por Alberto Jesús Rodríguez. 50 años

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